
El desafío era grande y nos superaba, pero luego de recibir varias palabras de Dios, comenzamos a levantar los primeros cimientos y llegaron las primeras bendiciones de materiales. Cada día, Jorge Ríos, Jorge Ñancul (maestro mayor de obra y misionero) y algunos obreros iban a trabajar; las escuelas iban una vez por semana junto con el resto de obreros.
Finalmente, el pasado viernes 1 de julio, después de mucho trabajo, de colocar cimientos, hacer paredes, cortar y atar hierros, cavar pozos y nivelar terrenos, pudimos poner la loza de la casa de la familia Ríos.
En medio de un invierno donde se pronosticaban las temperaturas más bajas de lo que va en la temporada, muchos trabajaron con gran ánimo para acabar en 3 horas. Ahora la casa tiene ventanas y puertas. Es como una pequeña imagen de lo hermosa que será base una vez que la obra esté terminada.

Por: Maricruz Rubio de Cárdenas
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