
El hogar de Chaimon es una obra de construcción, la misma donde trabaja su padre. Vinieron desde Birmania a Ratchaburi en Tailandia, un lugar donde Chaimon nunca había estado, por lo que no se siente ni completamente tailandés - algo que los locales se apresuran a recordarle - ni completamente birmano.
Durante el día, Chaimon asiste a una escuela cercana. Ha llegado al sexto grado, algo que lo hace sentir tanto orgulloso como un poco nervioso. Nervioso porque sabe que en sexto grado, se espera que los chicos de su comunidad dejen la escuela para trabajar con sus padres en la empresa de construcción.
Pero a Chaimon le ha ido bien en la escuela y él sueña con seguir su educación, quizás para convertirse en uno de los pocos que escapan de la agobiante pobreza compartida por todos en su comunidad. Su familia necesita el dinero que él podría aportar al comenzar el trabajo y están reacios a invertir en su educación, pues estos chicos que no son tailandeses, nunca recibirán certificados de graduación; pero Chaimon sabe que podría hacer más por su familia si él pudiera terminar la escuela.
Hace algún tiempo, Chaimon y algunos de sus amigos conocieron a un grupo de JUCUMeros trabajando en Ratchaburi. Este equipo de JUCUM estaba muy consciente del ciclo perpetuo de pobreza que experimentan las familias que viven alrededor del sitio de construcción. El equipo comenzó a trabajar en la comunidad, sobre todo con los niños, y comparten el mensaje de Jesús trayendo buenas noticias a los pobres y los oprimidos.
Por los últimos dos años, Chaimon se ha unido a un grupo que se reúne cada semana para hablar de las verdades halladas en la Biblia y para descubrir cómo aplicar esas verdades a su propia vida. Los JUCUMeros de Ratchaburi les enseñaron que si las lecciones de la Biblia son verdaderas, entonces son tan ciertas para los niños que crecen en la construcción, como lo son para el resto de las personas. Como Chaimon dijo: “Cuando P'Noiy [el líder de JUCUM] me dijo acerca de Jesús yo estaba impresionado porque Él ayudó a curar a los enfermos y ciegos”. Chaimon se convirtió en un seguidor de Jesús por sí mismo.
En ese momento, Chaimon decidió tomar la palabra del equipo de JUCUM; de creerles cuando dicen que Dios se preocupa por él y que responderá sus oraciones. El le había preguntado previamente a sus padres si podía continuar sus estudios en séptimo grado; le dijeron que no. Los 30 dólares que se necesitan cada mes para la escuela son un lujo que ellos ya no podían costear, no con niños más pequeños que todavía necesitan de su apoyo escolar y con Chaimon perfectamente capaz de mantener un trabajo remunerado.
Así que Chaimon tomó lo que había aprendido sobre la oración y le pidió a Dios que cambiara las mentes de sus padres y que de alguna manera hiciera que ellos le permitieran quedarse en la escuela. Cuando el momento de matricularse se acercaba, él se sintió animado por sus oraciones para acercarse a sus padres y preguntarles por segunda vez. ¡Ellos dijeron que sí! ¡Chaimon apenas podía creer lo que escuchaba! El y otros dos chicos de la comunidad serán los primeros niños de este grupo de Tailandeses/Birmanos trabajadores que continúen su educación más allá de sexto grado.
El equipo de JUCUM en Ratchaburi cree que Dios tiene un plan especial para los niños de esta comunidad y sus padres. Ellos creen que, contrario a toda evidencia visible, Dios es capaz de crear un camino para que gente como ellos puedan salir de la pobreza, una manera para que ellos puedan vivir con dignidad. Además de enseñar los caminos de Dios, JUCUM está trabajando para ayudar a encontrar patrocinadores para los niños- 30 dólares mensuales para la escuela. Su esperanza es que estos niños crezcan lo suficiente, en aprendizaje y carácter, para que den los primeros pasos fuera de la pobreza en honor a sus familias. Al aprender acerca del amor de Dios se les ha dado el don de la esperanza y la oportunidad de soñar.
Para más información sobre la labor de JUCUM en Ratchaburi y para averiguar cómo patrocinar a un niño, visite: http://www.ywamthai.org/ratchaburi/
Por: Bronwyn Prommathat y Jillian Vasquez. Sacado de ywam.org; editado y traducido al español por Michele Hernández.
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